miércoles, 13 de junio de 2012

Diente de dragon

Y nos dieron la una y las dos y media y las tres con una metralleta de ideas y asociaciones que no me dejaban dormir virgen santísima como abrazaba esa almohada, y el cuerpo se retorcia en cada disparo imaginario que tenia. Yo estudié nueve semestres de diseño gráfico y estoy penando por inglés, así me caiga mal el libro y la oficina de abajo acepto amar al profesor papasito que me encontraba en las escaleras. Alguna vez me sonrió y me toco los collares, yo guardo en ellos sus huellas digitales como un tesoro. Al fin y al cabo ellos vinieron de allá, del fondo de una roca salada y seca espumosa o tal vez de un hippie de arena que la sacó de algún hongo o de un secuestro extorsivo de un extraterrestre que le quitó un diente, todo para que el collar sea un diente ahorcado colgado en este pechito terso de durazno bañado en sol. Son minutos cruciales, Geraldín en medio de sus rayes con la tipografía los clientes y la industria editorial ha decidido continuar pero de otra manera. Iba a ser ilustradora, ama los ecolines, los colores y los trazos y es que llegar al nivel de la línea recta es un dón como muchos lo han gritado a los cuatro vientos: esa niña va a llegar muy lejos, pero que va, me dió mamera. Y es que la mamera es una señal divina de que no es por ahí. Luego se metió en los edificios de la arquitectura de las hojas, sus lineados e interlineados. Se metió en los montajes, la fotografía y los cincos de la carrera, no faltaron los ensayos con Elquin Rubiano que me la dejaron loca como María restrepo. Es hora de recordar todas las casualidades que te han traido hasta aqui pequeñita. Tal parece que se te olvidó daft punk y el cinco por Swarovsky concientemente no sé como llegué a ese punto de la sustentación, si yo fuera mi alumna en su momento estaría muy orgullosa. Lloraba detrás de la puerta en las escaleras por ella, peinado de bailarina que me transformó el ojo y la curiosidad por la historia de las lámparas del sol, del bombillo, de la idea y de la palabra. Ella amaba mi letra, decia que yo escribía muy bonito. Tiempo atrás las bitácoras de historia dos y 36 horas seguidas dibujando la catedral de amiens, a punta de manzanas y mami dándome de comer. Nadie lo entendía, se habia vueto una obseción estar empapada de ese mundo, era realmete encantador y fascinante pero esquisofrénico y manchado en algo por el mounstro del capitalismo. Aún no llegaba a conocer la contraparte de la industria, el puto cliente chupandome la sangre como un vampiro, absorviendo mis sueños, mi tiempo, mis ganas de volver tinta el mundo, imagen y sensación. Y como dijo Milton Glaser, Wow, es lo único que aspiro y lo único que me mueve. Todo este tiempo para mi no ha sido más que una prueba de eso. Haga lo que haga y esté donde esté wow estará manifestádo en todos los hijos que deje en el camino. Y es que cuando ves una cosa wow, hay cierto patrón de un punto de giro en el tiempo que te cambia la percepción de la vida de las cosas. Por ejemplo, el tesito que flota. Hay un mounstro de nudos en la cabeza jalando para todo lado que la página que el marcador que me robó el ñero y saber que el audífono que tenía en la oreja habia estado en la oreja de anita, había tenido contacto con su caracol yo siento que los huequitos del audífono se le chuparon una antena y en este momento esta bajando por el rodadero de mi oido medio, hola antena mutante ahora mi caracol tiene tres antenas, tres ojos, tres músculos haciendo arco hacia atrás haciendo ula ula

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