Hoy, charlas existenciales con la lavadora. Dime que se siente licuar la memoria del día, esos tiempos atrapados en los pliegues de la ropa. Dime que se siente mounstro infernal a las once de la noche estar convulsionando detergente por todas partes, espuma alucinante que impregna la casa con su perfume a limpio 99% libre de bacterias.
Hoy es martes y no tengo nada que ponerme. Todo esta sucio, usado, amontonado, cundido, de polvo, de poses, de espacios, de desiciones, de tiempos, especialmente esa ropa que tiene contactos con los centros del culo.
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