lunes, 26 de mayo de 2014

En el camino

El es un video de Youtube que me mostró un amigo en la casa de Cate. Su música me hizo sentir increíble. Le di play día y noche hasta perderme en su álbum y todos mis pensamientos se volvieron las letras de sus canciones. 

Su playlist me calmó la cabeza y sentí un llamado a ser más hippie de lo que era antes, pues el man solo le canta a la "pachamama" y le encanta grabarse en cascadas orgulloso de su vida descalza que atravieza el mundo en cicla.

Un día, en medio del rollo con el israelí (mi ex es un Israelí*), justo cuando estaba desahogándome de eso con Alejandra me agregó un tal "Israel". Lo tome como una señal cósmica. No sabía que pensar, así era mi vida y a mi siempre me pasaban esas cosas. Rápidamente vi sus fotos y descubrí que era Israel el del video adictivo de hace unos meses, estaba en Cartagena. (Yo también estaba en Cartagena). Nos escribimos un par de veces. Nos citamos en las murallas Cartageneras y nos dimos un par de vueltas con mango, coco y cerveza de diez mil. Al principio me sentí emocionada, era como si Juanes me llamara al celular y me pusiera una cita para verme. Luego nadamos en el mar a media noche y nos tomamos unos vinos. También le hice una cena y el y su amigo se quedaron en nuestro apartamento de millonario.

Ahora tiene novia y se la pasa subiendo fotos con ella besándose. Ahora no tengo recuerdos nuevos e invierto mi tiempo siendo correctora de estilo de mis recuerdos antiguos.







*Mi ex es un Israelí que conocí en el festival de Tambores de Palenque y que nunca nunca nunca voy a superar.

sábado, 24 de mayo de 2014

Decollage


Toda mi soledad metida en una canción :)


Shadows of Ourselves





Me encanta esta vieja

domingo, 18 de mayo de 2014

Disfrutando los beneficios de la Globalización

Yo tragada de un francés
Caí en el juego de ponerme en el vestido más lindo que tengo.  Me bañé en perfumes y en cosas de mujeres para responsabilizarme de ti. Del amor no me salvó ni Gurudeva.

Llegaste a mi porque los poetas, el mar, la antropología, la oficina de pasaportes, las carreteras, el dinero, Avianca, la música, el diseño gráfico, los libros.

Escribir como una loca en una esquina de Cartagena.
Huir de mi estado espiritual y entrar en mi estado enamorado.
No saber que pensar.
No pensar...
Disfrutar el tsunami de la mente. :)

El Judio Maravilloso

Había pasado tres años en el ejército Israelí. Lo único que le daba esperanza a su vida todo ese tiempo era su futuro, que era este viaje en el que vinimos  a conocernos. Todo empezó en una reunión en la casa del Maestro Bruno Renaug, que de hecho esa noche supe que existía Bruno Renaug y también a Elkin y a su hermano.
Daniela estaba de vacaciones con sus papás y había ido a visitarme. Yo estaba muy felíz porque ya llevava tres meses en Cartagena y ella era el primer rolo en mucho tiempo. Todos hablaban de fiestas, de escritores, de tatuajes, del mapamundi. Daniela se sentó con los escritores y no paraban de hablar, yo estaba a tres sillas de distancia, escuchaba y me reía pero no con propiedad, pues me sentía lejos del núcleo de la conversación. De repente fui consciente de mi silencio y de otro silencio sentado al lado mio: 23 años, camisa abierta, mirada absorta en el cielo, pero con vida, barba interesante, collar de estrella de david. Pecho con pelos de hombre. Los dos en la misma situación. Me llamó la atención su anillo de león, le pregunté por el, me contestó en inglés, entonces entendí que . Solo sabía decir "Amigo" "Gracias amigo" y "no gracias. Yo no sabía hablar inglés hasta que empezamos a hablar, no se como pero duramos toda la noche hablando, contándonos secretos, su otro continente, su familia, sus 25 años, su ejército israelí, su espíritu de artista en un campo de concentración israelí, su pasaporte.

A las cuatro de la mañana estaba que me moría, el dueño de la casa me dejó acostar en su cama y mientras yo estaba acostada meditando en esa conversación increible y profética que había tenido con el Judio Maravilloso, llegó el man que me llevó a la fiesta (que me estaba callendo) y me empezó a tocar las piernas. Tenia tanto sueño que mi cuerpo lo ignoró completamente y se quedó profundo a mi lado, resignado a su barato conquiste.

A las seis de la mañana desperté. Daniela estaba tan borracha y tan viva hablando con todos en el patio, unos con cara de amanecidos, y los costeños muy vivos y brivantes, en una esquina, el israelí. Era hora de irse, nos fuimos. Salimos los tres a ver el hermoso amanecer cartagenero y en la mitad de la calle del Espíritu Santo me abrazó tan mágicamente que entendí que esa noche habia nacido una historia.

Esa mañana tenía que trabajar, y toda la mañana mi mente estuvo reviviendo la conversación en inglès tan increible que habia tenido con el personaje. No se que me asombraba mas, el hecho de que yo habia descubierto que sabia hablar tan bien ingles, o de que hay complicidades cósmicas que superan cualquier idioma.

Salì sinn un peso, al festival de tambores de palenque. Por cosas de la vida mi papa me habia girado cincuentamil pesos y con eso cogì la flota rumbo a Macondo.

Apenas lleguè, todo era nuevo, desconocido, era un pueblo inimaginable. Muchos niños, alegrìa, una tarima gigante, amigos del barrio, todo era perfecto.

Estaba en medio de la fiesta, bailando al son de los tambores celebrando la vida cuando apareció con los brazos abiertos y me sentí muy feliz de que estuviera ahí. y supe que el era una de esas cosas que solo me pasan a mi. Nos escapamos dos o tres veces por la noche a explorar ese pueblo africano en el corazón del Caribe Colombiano, no había luz, electricidad, tiendas, facebook, ni siquiera habían carreteras.

Yo me sentía en otro mundo, ir a Palenque es un viaje en el tiempo. Simplicidad total, una vida descalza, bananos, cocos, música niños por todos lados, tambores. Nos internamos en el bosque palenquero.
Era absurdo, esto iva mas allá de todas mis tragas. Nos mirabamos y sentíamos un viaje. Un viaje que trascendia el lenguaje y nuestros pasaportes. Me perdía en sus ojos y me olvidaba de mi misma, solo estaba ahí, alfrente de alguien que había acabado de conocer y que sabía que en el futuro me haría escribirle algo y ese algo es todo esto.

Ya van a cumplirse siete meses de esta historia y puedo recordar cada detalle. En todo este tiempo no escribí nada de mi, es decir, no lo hice público, y me pasaron tantas cosas, tantas personas, tantos paisajes, tanta comida, tantas fotos, que la gana de registrar todo eso quedo aplazada. Ahora que estoy lejos de mi nueva vida que ya no es nueva y que ya no es mia, tengo muchas ganas de revelar toda esa magia que tengo de ese viaje.

Estoy de nuevo en Bogotá, recuperando la vida que dejé tirada por angustias filosóficas. Después de meterme con tantos manes, con tantos lugares, con tantos paisajes, con tantas historias, concluyo que no era lo suficientemente libre como para comprometerme con algo. Por eso volví. Porque ya fui el gran jipi que siempre había querido ser, ahora vuelvo a ser la diseñadora que siempre he sido.

Mirabamos el cielo y no deciamos nada. Compartíamos esa libertad que nacia para no volver jamás. Luego lo vi jugar con unos niños y empezé a quererlo,  fuimos al río y nos quedamos toda la tarde. Nos quitamos la ropa y me gustaba poner mis senos al sol sin que sus ojos se quitaran de mi cara. Luego las cuatro de la tarde: Empezó a tocar el sexteto tabalá de San Basilio de Palenque: Agua, agua, agua. Y fué mágico ese almuerzo de mandarinas con naranjas y jugo de sandía. Yo me quedé todas esas noches en su carpa. Me hizo pensar en esos protocolos temporales que tenemos las mujeres. Entonces dormi plácidamente a su lado, con ese collar de estrella de david en el pecho. Al final, el perdió su reloj y estaba desesperado buscando su tiempo.  Yo tenía que irme y le dejé una carta. De el me quedó el Festival de Tambores de San Basilio de Palenque, y este collar de perlas azul que aveces me sale con esta pinta. 

Amor caribe

A este lo conocí en la playa. Le paré bolas solo porque tenía una guitarra en la espalda. Vimos el atardecer, era divino fisicamente. No se como pero nuestras conversaciones entraron a umbrales nunca antes explorados.

Me confesó que era experto en mujeres. Lo reté. En cinco minutos hizo temblar la tierra. Era un sensible poeta posmoderno: uno esos manes divinos que no tienen un peso. Me abrazó y sentí cosas raras pero agradables. Me abrazó una especie nunca antes abrazada en mi vida.

Sacó un porro, estábamos en la playa, era difícil decir que no. Hablamos de las mujeres y del amor. Sentí que hablaba con un hombre. Me sedujo intelectualmente, pues detectó que yo no era ninguna guevona y que sus cualidades físicas no eran suficientes para que yo accediera como hembra. Cuando uno está con alguien al frente del mar los besos son ley, y aunque el man estaba muy bueno a mi me empezaba a interesarme su corazón, no solo su carne. Sedujo mis oídos con poemas de Jattin y Sabonarola (tenía que ser alguien interesante para recitarlos). Entonces lo besé como nunca y terminamos los poemas revolcándonos en la arena. Luego volví al  mundo y eran las once de la noche. Tenía que irme.

Empezó a llamarme y nos vimos como seis veces afuera de la casa. Yo le llevaba jugos con torta y el me traía su hermosa cara que . Además amaba a Jattin, eso era lo más importante. Igual, yo era una veinteañera desesperada por no entender que significa del universo y el era un ángel poeta caribe que sólo quería comerme. A esto se le sumó mi relación con un bailarín que me esperaba inocente en Bogotá. La culpa no me dejó continuar con eso así que le dije que se abriera.


Muchos meses después lo volví a encontrar en un bar en Cartagena. Era el promotor del dj y tenía un sombrero. Me encanta que la gente que me gusta use sombreros, tal vez porque yo cada vez que puedo uso turbantes. Encuentro en eso una complicidad cósmica.
Nos volvimos a gustar, pero no nos buscamos.

michelotti.sylvain@gmail.com


Lo conocí en una cocina en Barranquilla, fumando porro y tomando banano con wishkey. De todos los gringos fictis y anfetaminados que estaban en esa casa el fué el único que llamó mi atención. Su apariencia desordenada y sencilla conquistó la gana de ser feliz esa noche. Yo estaba en el Carnaval de Barranquilla quedándome en un "hotel" que normalmente es un opticentro el resto del año. Estaba aburrida y sola, pues mis amigos Canadienses con los que había ido encontraron gente que hablaba inglés y francés y me dejaron idiomáticamente botada.

Fue la fiesta más increible de toda mi vida. Alegría en la calle, todos descalzos. En el carnaval de Barranquilla me jarté las primeras cervezas del año y mis intentos espirituales por ser Hare Krsna murieron en ese lugar. Brindamos con águilas, bailamos toda la noche al son del Joe Arrollo, el grupo niche, lpapayeras, espumas, harina y gente borracha y jodida pero feliz.
Escuche aquí la canción de nuestro primer beso.

Me dijo que si nos ivamos juntos. Me propuso cancelar su vuelo a Medellín si yo estaba dispuesta a cancelar mi vida. El era tan libre que me daba miedo y como buena amante le dije que no, que se fuera y que me ignorara para siempre.

Por supuesto somos amantes del siglo XXI y nos tenemos en Skype, cuando se conecta, sus videollamadas me hacen sentir tan bien que cuando colgamos me entra un arrepentimiento inconsolable de haberle dicho que no... a lo mejor estaríamos desnudos en un bosque de jipis atravezando suramérica.


El brasilero

A este lo conocí el 31 de octubre del 2013. Era halloween y nos habíamos disfrazado de fantasmas. Nos quedábamos en un apartamento de un man que tiene 38 apartamentos en Cartagena - Bocagrande. Así que sin ningún remordimiento Aleja y yo nos robamos dos sábanas del cuarto que nos había rentado y confeccionamos nuestros disfraces de fantasma haciéndoles dos ojos.

Salimos sin ninguna expectativa, solo con la gran tranquilidad en el corazón de que era halloween y estábamos haciendo algo. Era terrible pensar un halloween en Cartagena y no hacer nada.

Nos fuimos a un Jam de músicos increibles que tocaban champeta y caribe. Pedimos dos cervezas, nos tocó hacerle otro hueco a la sábana porque para tomar nesecitabamos boca. Empezó la música y el disfraz de fantasma me hacía invisible y me daba seguridad, entonces me paré y bailé como nunca, no bailé como se baila la champeta, (no se puede, los negros tienen un cuerpo muy áspero) bailé como Geraldín, sin pena ni gloria. Todos en la fiesta con esqueleto y minifaldas y nosotras metidas en una cobija. Bailé con alguien tres canciones. Se había vuelto adictivo. Intentó meterse dentro de mi sábana. Lo logró. Quería asegurarse que esa fantasma de baile sexy aguantaba. Cuando me vió bailamos más aún, yo estaba feliz, no pensaba en hombres, solo bailaba y disfrutaba el mejor halloween de toda mi vida. Antes de irme me dió un beso en la boca.

A los dos días La media Luna Hostel subió una foto suya y lo etiquetó. Lo agregué, (No suelo agregar a alguien así como así, pero esos son los efectos de estar en el caribe: "relajaa y sin pensarlo tanto"). Revisé sus fotos y tenia la vida que siempre había querido: Machupichu, perú, brasil, latinoamérica, cocos, aventuras, citas espirituales, música, guitarras. Se notaba que había vivido todo lo que yo quiero vivir, entonces la emoción creció mucho más. En medio de sus álbumes viajeros encontré una foto que me pareció un espejo, un autorretrato, una predicción, una de esas fotos que toma mi cámara. Fue tanto el "amor" que la dibujé. Solo cuando alguien o algo me baja el cielo suelo dibujarlo. El dibujo se perdió y el volvió a Brasil.
Luego conocí otros manes y se me olvidó todo.

Jhonny Sunshine



Bueno, ahora esta ahí metido en un video de youtube con 4504800 visitas. Nos tuvimos en los brazos. Creo que ha sido el amor de verano más importante que he tenido en toda mi vida.

Lo conocí en Cartagena, en un bar. El me enseñó la magia de un verdadero músico. No podia parar de mirarle la cara. Estaba extasiada con sus dedos, su contrabajo, su boca llena de palabras del otro mundo, su sombrero, saber que era de París, París, París. Duré hablando de el como dos meses. Aún lo escucho.

Aparece en facebook "Jhonny Sunshine". En una tarde de traga desesperada le escribí: "Jhonny Sunshine, I want to write the sunset with you". No me contestó.

Nunca escribimos el "sunset" pero escribimos la "night" en su carro-casa por toda la ciudad.