7 principios del budismo zen aplicados al diseño /
Los
principios que rigen el budismo zen abarcan todas las dimensiones de la
vida, incluyendo, por supuesto al diseño y la arquitectura. Los templos y
jardines característicos de la cultura zen en Japón, son encarnaciones
del concepto “shibuimi”, un término elusivo, vacío, que sin embargo
alude tanto a la belleza, la elegancia, la imperfección, la complejidad
–pero también a la simplicidad-- y al estado natural de las cosas.
“Cuando algo ha sido diseñado realmente
bien, tiene una belleza discreta que se manifiesta sin esfuerzo y
funciona. Eso es shibuimi”, escribió la arquitecta Sarah Susanka.
Aunque los gustos estéticos varían, la
mayoría de las personas aspiran a la elegancia y a la simplicidad, dos
de los atributos más difíciles de lograr. El zen con su milenaria
tradición inspirada en los ritmos de la naturaleza, en la meditación y
en el silencio, es indudablemente un buen punto de partida para aquellos
que quieren reflejar en el diseño ideales de armonía, de esta forma
otorgando al espacio no sólo una dimensión estética sino también
vivencial. A continuación 7 principios básicos para llevar la filosofía
zen al diseño, según ha observado Michael May, experto en diseño e
innovación.
1. Austeridad
El concepto de Koko, enfatiza la importancia de la ausencia y la omisión. Esto hace referencia al efecto que tiene lo que no
hace un espacio. Escueto y poco ostentoso pero a la vez enfocado y de
gran claridad. Sólo se añade lo que es absolutamente necesario. Así
dando lugar al vacío, y todo su potencial de habitar. Limitarse en la
decoración es permitir que surja lo ilimitado.
2. Simplicidad
Ejemplificada por el
concepto de Kanso, la simplicidad sugiere que la belleza y la utilidad
no deben expresarse de sobremanera; no es necesario el regodeo ni el
exceso decorativo. Así se logra un efecto de frescura, orden y limpieza.
Esto mismo parecer una de las directrices de la línea de diseño de los
productos Apple (se sabe que Steve Jobs admiraba el budismo zen).
3. Naturalidad
Expresado por shizen,
la naturalidad en el diseño busca el equilibrio entre ser parte de la
naturaleza y a la vez distinto –arquitectura que se acopla al ambiente a
la vez que encarna una intención artística. Incorporar la luz natural,
la vegetación, el viento y la topografía al diseño, con sólo algún trazo
intencional o alguna sutil presencia simbólica, es una fórmula de
rítmica refinación característica del más alto arte.
4. Sutileza
La importancia de no
revelar todo de una sola impresión. La sugestión, la imaginación y la
seducción de las formas que no acaban por revelarse ejerce un poder
magnético. De nuevo ante los vicios del exceso, la sutileza permite que
la percepción se agudice y acceda a estados de conciencia más elevados
–al no ser anegada por el exceso de información.
5. Imperfección, Asimetría
Alimentándose de la
paradoja, la idea detrás del concepto zen de fukinsei es comunicar la
simetría de la naturaleza remarcándola con un diseño claramente
asimétrico e incompleto. Es la mirada, en un acto de gestalt, la que
otorga a la obra la simetría faltante, participando en el acto creativo y
haciendo de la experiencia estética una experiencia inmersiva. Así el
zen deja espacio para la co-creación.
6. Ruptura de la Rutina
No sólo para la obra
terminada sino también para el proceso creativo, el concepto de
Datsuzoku llama a romper con lo convencional. El zen hace énfasis en la
oportunidad que significan los accidentes y los sucesos fuera de lo
ordinario. Esto puede llevarse a la planeación general de un espacio o
sólo a su inspiración.
7. Quietud
El principio de
Seijaku toma las propiedades de la meditación y las lleva al diseño.
La meditación que es una de las grandes herramientas para la
tranquilidad, la concentración y la generación de estados de gran alerta
y creatividad, sirve como inspiración para el diseño. Los espacios
físicos son reflejo indisociable de los estados mentales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario