el
punto no es ser diseñadores de la tadeo, sino ser diseñadores de la
vida, de nosotros mismos. De qué manera podemos diagramar un mundo
mejor. Nuestro contexto histórico no exige diagramaciones divinas ni
elecciones tipográficas perfectas.(Eso no va
a calmar el hambre, ni la basura, ni le va a salvar la vida a nadie)
Exige tipografías que sucedan en el verbo, en la acción.. un diseño que
imprima no en papeles sino en el alma, en la razón, en la reflexión. Que
construya consciencia, más que todo autoestima.
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