martes, 7 de febrero de 2012

Ahi conoci a Pool y empezo mi nueva vida que ha sido esta. Me reconcilie con el diseño y me el arte me arrojo hacia mi. Este año he vivido como nunca, puedo recordar con exactitud cada uno de los dias de conexion con el mundo. Las decisiones me arrojan a una cadena de casualidades asombrosas. He conocido nuevas filosofias y mi ojo es mas fuerte, he sido juisiosa entrenando al respecto. Ya no me aturde nadie, todas las sombras se han ido. Ningun apego me desvia, ningun capricho me seduce. Siempre quieren ir rápido, drenar la sangre, poner las venas tres veces más azules.
La luna y el saco del frío olvidado encima de las botas del lunar en el centro de la frente, las escaleras y la historia de escritura automática ahí, viniendosenos en sima en el último piso, en una isla llena de edificios con bombillos prendidos y con rampas, al otro lado de la reja mirando costales de muros caídos, de pasados renovados. Unas galletas rojas y lanzar toda nuestra espera a las calles de agua, las terrazas llenas de noche y de letreros. Dormir en un letrero, más exactamente en sima de la O y pertenecer a los últimos pisos, donde todo es tan pequeño y tan solo, en una ciudad llena de dineros y maquillajes en las esquinas, almas atrapadas en el primer piso lleno de semáforos y de luces prendidas, de paredes protectoras y cegadoras. Dulces de manzana, chocolatinas, a punto de ver Caótica Ana. Se esta cargando, me acuerdo de la convulsión que sufrió mi mano al escribir sobre las sombras y mis vértices consientes. De las sillas azules del transmilenio y de la oda al computador. De mostrar todo fecha y hora de entrada, me permito borrar, retroceder, danzar entre el universo de cada palabra, abrieron la puerta, sonaron los osos que nos trajeron de Canadá, prendieron la luz, caminaron, suenan unas bolsas, tengo hambre, no me saluda, la quiero, Juan, Juan, Juana, Aa que? El teléfono. Empieza a enterrar su desespero en el teléfono, a ahogarse en los agujeros de la bocina que le bota respuestas que no entiende, que no quiere entender, se para quiere conciliar su ausencia con palabras convencionales, con juegos y viajes a su historia, ya no me da miedo seguir, no pensar tanto en como hacerlo, sino en hacerlo como soy yo, sin maquillaje, palabras sin maquillaje, naturales, fluidos, contemporáneos a una cobija escosesa, Se va a ir. Se encuentran en la UBA, lo ha visto, sino lo verá, por algo pensamos en lo mismo desde lejos, en su pupila deformada , distorsionada por un mundo que no existe. Un minuto de mi tiempo, por que piensas que es insignificante, si mi vida depende de cada segundo que pasa, de esa sensación relativa que ahora se extiende como la contorsión de la hoja ante las cuatro de la tarde, ante un jabón vacío y una escalera disponible. Escalar las escaleras con los ojos, y encontrarte abandonado en un teclado, destejiendo el nudo que te abstrae de los días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario