Tengo el aura perfumada de tus manos, recorriendo mis contenidos inconscientes, tocando el fondo, sumergiendome en sus venas brotadas de fuerza que le rodeaban las entranas. Sus dedos como gomitas, la suavidad con la que me place dibujarte, envolverme en tu olor de camiseta negra. Llevandonos a otros planos, a un azar cósmico que nos maneja los pies, las manos, las miradas, el arte. Tu pelo, tus ojos, percibirte. Descubrir una danza que surgia en la cercanía de nuestros poros, pasarte las manos por el cuello. Aflojar mi ser, relajarlo. Alterarme los caminos de la sangre, surgir entre el fluido de las direcciones, nuestros dedos. Volar como un mosquito en tu misterio, en las lágrimas desembocadas en las vertientes de los caminos de tu mano, explorar tus dedos, tu espalda. Era un estado demasiado libre. Sacudirme en las paredes, en el piso, en tus piernas que siempre me protegian. En tus piernas de mis dibujos, tus dedos palpitantes que hacían vibrar el corazón, se instalaban en el presiso instante en el que me dijiste algo, no se que pero me dijiste algo, de todo solo puedo recordar que eras tu, un pedazo de mis empeines sujetados en los pasos de otros, la sensibilidad que fluye en su manera de rodearme las cuerdas y tocar por mi todos los pedazos que me faltan. En ese hueco de la guitarra se encontraron mis entrañas perdidas. Dejé llevarme sin problema, con trozos de sus dedos en mis piernas, me sentía entrenada. Eran demasiado naturales los caminos por los que nos llevaba el momento, aislándome del falso mundo que contiene ese otro lado al cual no pertenezco. Era eso, encontrar el lado de acá, en el cual me manifestaba en el verdadero origen. Todas nuestras decisiones estaban conectadas a un testamento invisible que se pronunciaba cerca y lejos, en todas partes. Subía al transmilenio a encontrarme con un montón de cabezas peinadas, sujetadas a las barandas de la rutina, hastíados de su sangre, ahorcados en una corbata percudida de tantas citas, tantos retazos, tantos tiempos recortados. Ojos encadenados, presos de un destino predecible, tal vez feliz, lleno de una vida ofrendada a los hijos, los servicios, el cine los domingos en el centro comercial. Feliz día de san valentin, gracias :), muchas gracias. Fue un punto en el armario, una agitada de alas que arrancó las pocas raices que me sujetaban del lado de allá. Empezé a indagar en los bordes de las uñas de alejo, el mundo bacteriano que se incubaba en sus entranas. Inconscientes. Esta más grande, tenía los músculos más grandes. Es un momento inmenso, inmensamente desbordante. Chiquita, te amo. Estas en otros terrenos, dejándote comer por el mundo, tarjetas gigantes que aún permanecen en mi triángulo satánico. La única que me han dado, tu papa, tu hermano, los dos años y algo con tu novia. Juan, Juan Nene amarrado a un vino de piezas promocionales. Si, yo con sacos gigantes, nunca me había visto las pupilas. Ahora el, todavía sigue acariciandome los dedos, seduciéndome como en un sueño, hablándome con la nota más pura de su alma. Sanandome, jalando las tristezas al reino de los muertos, inspirándome, creando en mi una sustancia que me triplica los verbos, los adjetivos, las cosas intraducibles. Déjate nacer, déjalo inventarte. Suprimida en todas las versiones cerrando los ojos y ver negro, acariciarte el páncreas, poner a nadar tu pelo. Fundiendo tus manos en mi rostro, penetrándome. Laboratorio de experiencias, que haz cundido mi alma de libertad, de mi, de nosotros. Hay un aire refundido, que flota y se filtra cuando inhalo. Se empelota al atravezar los alos de la nariz y engordan la garganta. El desadaptado. Juan, El también se va para allá, al pedazo del mapa donde se encuentran las partes más largas de la historia y yo me voy a quedar aquí, bailando en el salón de los espejos, naciendo en cada eternidad que altera las direcciones de las vías. Colgando en las barandas de su camisa, desnudando su vida en un ángulo de la pupila, penetrándose en la arquitectura de las flores, de los bombillos. En la arquitectura de sus peinados, de su voz, del arco abocinado de sus ojos, de las columnas griegas que se forman cuando se para de esa manera tan talladamente blanca. Cuando se llena de si y se extiende como un zeus gigante que se inyecta en la música de fondo, la atmósfera citadina y las luces del edificio colpatria, las naves espaciales que estallan en los reflejos de las ventanas de Bogotá, con bombillas acompañantes de soledades incrustadas en los hornos microondas, las pizzas y las películas a solas, un desorden intimo lleno de medias rehusadas, de tiempos impregnados en la ventana de la noche, pensando solo, llenándose de las luciérnagas que nacen como a las seis de la tarde cuando todos salen a esperar los buses llenos de desesperos como ellos, de ojos llenos de artificios, pelos ocultos que vuelves y te asomas, no tu, no hablo de un ser humano, si no de una presencia hermosa que se pinta en todos los tiempos del mundo, amando, amo, amar, arte, libertad, sueño, ilógico, siente, medita, observa, analiza, saborea, pinta, borra, difumina, desagrupa, viaja, desemboca, dibuja, esculpe, transforma, transmuta, plastilina, nube, luna , sol, atardecer, sorprende, cosquillas, agua, arropa, penetra, lanzate, vacío, paciencia, mar, olas, naturaleza, flores, troncos troncados, estrellas, arrecifes, besa, acaricia, levanta, tatúa, iluminar, absortar, abstraerse, abstracto, tocar, bailar, cerrar los ojos, asomarse, flotar, correr, reir, estirar, contorsionar, sacos de colores, tejer, destejer, chuzar, curar, arriba, abrazar, presionar, ecolines, agua. Pitillear, agujerearse los ojos, la memoria, Perforar. Recortarse, pegarse, duplicarse, volar, vivir, vivir, vivir, amar, vivir, vivir, amar, vivir.
Eres la versión mas pura de mis ojos cerrados, una sustancia que me triplica los verbos, los adjetivos, las cosas intraducibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario