lunes, 24 de diciembre de 2012

24

Este brasier me suve el volumen. Me hincha el corazón y la presión me ahorca en una línea roja que se abraza por la espalda.  La camisa se ve bonita, el man de alfrente me mira descaradamente por la ventana y me ofrece un vino. Me mira las tetas y yo a Luna, su gata. Lo saludo con los ojos y nos descargamos un buen rato en las sillas de estar en las que nunca hay nadie. Extraño el mar y este año no sentí el diciembre le comento. No me vi con mis padres y todos se han ido lejos. La casa esta sola.

Hay una proseción de llamadas y mensajes por todo el conjunto. La gente se llama y se desea una felíz navidad mientras llenan sus bocas con cerdos y alimentos procesados. Todos estrenando tenis y yo descalza en la sábana, con las velas prendidas y la pólvora consumiendose afuera. Pienso en mi y me siento terrible, pienso en usted y me siento mejor.

Hoy solo quiero escribir e imaginar la mesa que no tengo. La llenaré con manzanas, granadillas, sopa de ahuyama.
Me estiraré y lo cenaré enterito, le agitaré la soledad y la tristeza porque aunque a mi me de igual ese puto inventario de calendario, sé que a usted estos tiempos lo descuartizan.

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