La comprensión y el silencioso hacer oscilaron en el aprendizaje entre el misterio de la arbórea sombra, que es la esencia del libro, y la luz que permite crecer y saber.
Mientras tanto,
Sentí que sirvo al mundo con mi camino,
... que ahuyento el falso entone
y LuSiDeé que aunque la tristeza y la extrañeza y la ausencia me cuesan el alma en este cuerpo ensopado de a veces mohina lunaysoledad, mi sangre corre y cada vez nutre más la fuerza vital del Gaia, esa serpiente que poetiza con la danza del universo mi ritmo y mi pulso, esa que se desliza sutilmente desde ya entre gentes y vivos caminos a cumplir con nuestro antiguo pacto de niñxs.. a fluir conmigo en el nuevo psiclo la felicidad de su anarquizo designio... ahora que el mundo material y cultural se comenzará a sutilizar gracias a la masiva apertura y exploración de la consciencia mística que inesperada y satisfactoriamente irrumpen en la evolución sensorial de nuestra naturaleza y de nuestra era, y nos abren la llave de propósitos e intensiones de vida sensibles y fraternos, lxs abuelxs se dan cuenta, llaman llamamos, nos encontramos, y en una ceremonial ascensión nos otorgan su eterna felicidad, nos transforman en lxs nuevos ancestrxs de las renovadas generaciones, nos despiertan la mente y nos legan los sembrados del puro amor del corazón que maduran y alquimizan la sangre que le corre al corpòreo rededor y a su universal e integrada periferia, que trasciende evolucionando en la artística y medicinal experimencia de una nueva sustancia espiritual y ética para el pensamiento y la organización social de la vida...
Esa hermosa vida de todo y todxs que es una en el máximo y más absoluto sí mismx que existe...
esa hermosa que dulce y erótica me hizo y me hace ser, y que sigue y comienza por sabiduría y verdad, justa y digna, enseñándome a caminar, volando,
aprendiendo a aprender convirtiéndose a través de mí en la voluntad y la inocente sabiduría,
que calma con pureza su furia, que sonríe susurra, y convertida en la armonía y la tranquilidad que liberará como nunca el encanto de la condición humana.
— en Barichara, Santander.
S A H M I R D E R S P I R A L E
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