12 horas de retrazo. El mundo de los sueños espera mis hazañas. Había decidido darme garra y me la di. Que bien se siente. Todo vegeta y fluye en modo teclado en pantalla.
Hoy no hubo noche ni día, ni almuerzo ni cobija de útero. Hoy conocí a un ser increíble en el transmilenio, su nombre era cristal de sábila.
Esperaba sentada con el corazón inflamado mi turno.. la lista sucedió en desorden, Rodríguez, Archila, Bejarano.. Acevedo. La A fue la zeta de las exposiciones... Mi pelo dibujaba cansancio, el afán de la presencia, la cara desteñida, el hambre desgastada. Me acosté en las baldosas frías escuchando a los diseñadores gráficos. A todos les gusta WOK y la 85, la 93, Chía, Cedritos, Unicentro. Todos sacan paletas de color y critican las tipografías. Yo no las critico, las soy.
La clase anocheció y era hora de irse lejos, de irse a la cama y descansar de la idea de que este era el último semestre. Mi último profesor acontece con el pelo largo, como un elfo. Le gusta el negro y .habla con una lucidez increíble, es un resumen exacto.
Todos con el uniforme de las sillas, cruzando el dedo para que no nos toque pasar. Me había dado chichí. Sabía que me tocaba a mi. Luego de la chica de los planes turísticos magentas me arrastre como gusano por las baldosas. Abrasé las amigas de Camilo y detrás del espaldar espié como Hobbit el deja vú que se venía encima: Geraldín Acevedo. Bueno listo, de una. Abrí la usb y mi dedo se sumergió en el primer hijo del semestre, la primera semilla. Empecé nerviosa no por la exposición, sino porque tenía hambre y sueño. Lleve a la niña de las estrellas, la alce en mis brazos como rey león a su simba... me regué en la vida que me había tocado.. mis papas, mis amigos, mis tias.. Ashes and snow.
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