sábado, 9 de febrero de 2013

Efraín medina.

Me duele allí donde el dolor no es posible. Tanto.

He llegado al reino de la nieve y el silencio
pero el fuego de tu amor
aún calienta mis huesos
No tengo más patria que tus labios
y a ellos volveré
mientras quede vida en mí.

Amo en una bella mujer lo que no está en el contexto de su belleza, lo que escapa a su propio arquetipo, lo que no se somete a sus previsibles formas. Amo lo que borro con mis besos, lo que devoro con mi ansiedad, lo que destruyo con mi amor. Rompo los espejismos, su imagen se diluye y me hundo en su carne, en ella.

Cuanto todo esto/ se desvanezca en ti/cuando el último roce de mis dedos/ esté bajo cero/ y mi voz se pierda/ en los ruidos y las voces/ del brutal tráfago cotidiano/ piensa que mi corazón/ seguirá ardiendo/ con sólo escuchar tu nombre/ y aunque no quede piedra sobre piedra/ ni forma/ ni historia por contar/ mi amor viajará a través del silencio/ para besar tu pies/ un segundo antes que la muerte.

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