"Buda tenía un discípulo llamado Subhuti...
Era uno de los discípulos más silenciosos de Buda. Era tan
silencioso que las escrituras dicen que casi se había vuelto ausente.
Venía y nadie se percataba de él. Pasaba y nadie se daba cuenta de que
había pasado.
Era una brisa muy silenciosa... Normalmente, quieres que se fijen en
ti. Si no se fijan en ti, te sientes herido. Quieres atención. ¿Quién
quiere atención? La atención es el requerimiento del ego, el ego se
alimenta de ella. De manera que si no se te da atención, si llegas y
nadie se fija en ti, si pasas y nadie dice: "Buenos días. ¿Qué tal
estás?", como si no hubieras pasado...,te sentirás herido. Empezarás a
pensar: "Así que piensan que no soy nadie, ¡pues le enseñaré a esta
gente quién soy!"
El ego siempre ansía atención.
Subhuti era tan silencioso... Su deseo de atención había
desaparecido. Y en el momento en que desaparece el deseo de atención,
toda la política desaparece de tu ser. Entonces eres religioso. Entonces
te sientes perfectamente a gusto con tu nadiedad. Entonces vives una
vida totalmente diferente. Entonces vives tan silenciosamente que no
montas ningún alboroto, que no causas ninguna perturbación, que vienes y
vas como si nunca hubieras venido y nunca te hubieras ido...
La gente carga con la idea del ego porque no es. Intenta comprender
esta paradoja: los que no son, hacen alarde de sí mismos; tienen que
hacer alarde, tienen que demostrarle al mundo. Están actuando
constantemente. Saben que si no actúan no son nadie. Tienen que actuar,
tienen que gritar, tienen que hacer ruido, tienen que forzar a los demás
a que se fijen en ellos... Éstas son las personas que no son.
Las personas que son están tan contentas con su ser que ¿qué les
importa si alguien se fija en ellas o no? Son mucho para sí mismas,
suficientes en sí mismas.
De manera que ésta es la paradoja: el hombre que no es intenta, finge que es mucho, alguien especial, y el hombre que es no finge, no hace alarde, se vuelve una existencia muy silenciosa".
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